José Watanabe - Responso ante el cadáver de mi madre
Poemas Peruanos - Un pódcast de Copy Paste Ilustrado
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A este cadáver le falta alegría. Qué culpa tan inmensa cuando a un cadáver le falta alegría. Uno quiere traerle algo radiante o gustoso (yo recuerdo su felicidad de anciana comiendo un bife tierno), pero Dora aún no regresa del mercado. A este cadáver le falta alegría, ¿alguna alegría aún puede entrar en su alma que está tendida sobre sus órganos de polvo? Qué inútiles somos ante un cadáver que se va tan desolado. Ya no podemos enmendar nada. ¿Alguien guarda todavía esas diminutas manzanas de pobre que ella confitaba y en sus manos obsequiosas parecían venidas de un árbol espléndido? Ya se está yendo con su anillo de viuda. Ya se está yendo, y no le prometas nada: le provocarás una frase sarcástica y lapidaria que, como siempre, te dejará hecho un idiota. Ya se está yendo con su costumbre de ir bailando por el camino para mecer al hijo que llevaba a la espalda. Once hijos, Señora Coneja, y ninguno sabe qué diablos hacer para que su cadáver tenga alegría.